La puerta del salón de preescolar se abre y revela no solo un aula, sino un mundo de múltiples universos. El día no comienza con una sola tarea, sino con una explosión de actividades diseñadas para despertar cada rincón de una mente joven. Esta diversidad es la clave del trabajo diario.
La Concentración: Del Papel al Píxel
En un rincón, el silencio es productivo. Vemos niños sentados en sus mesas y otros cómodamente acostados en el suelo, con sus libros abiertos. Esta flexibilidad es intencional; algunos niños piensan mejor moviéndose o en posturas relajadas. Sus lápices trazan líneas, conectan puntos o cuentan juguetes en una página. Esta es la motricidad fina en acción, el pilar de la futura escritura.
Al mismo tiempo, una niña se para frente a la pizarra digital. Con un marcador, dibuja con entusiasmo un elefante bajo la vocal «E» y unas uvas bajo la «U». No está simplemente dibujando; está conectando fonética, vocabulario e imagen, todo a través de la tecnología interactiva. Cerca, en la pizarra tradicional, la letra «P» se practica en grande, recordando a todos el enfoque de la semana.

El Trabajo en Equipo: Clasificar y Crear
En las mesas azules, el ambiente cambia. Ya no es un trabajo individual, sino una negociación colaborativa. Los niños se reúnen para organizar una semana de actividades.

La energía creativa fluye hacia otra actividad. El sonido de las tijeras llena el aire mientras manos pequeñas, pero decididas, cortan papel morado y amarillo. No solo están cortando; están experimentando con la simetría, creando «papel picado» y sintiendo el orgullo de transformar una simple hoja en una obra de arte para cultivar una tradición ancestral, el altar de muertos.

El Movimiento y el Contexto
Pero el aprendizaje no puede estar anclado a una silla. De repente, el grupo se pone de pie. Se forma una fila frente a un gran mural verde pegado a la pared. Uno por uno, los niños añaden su pieza: un insecto, que ellos han creado para colocarlos en este mural que es un jardín de acuerdo a su función en el mismo. Esta es una actividad kinestésica (con movimiento) que construye un proyecto común, enseñándoles sobre la naturaleza y cómo cada parte individual forma un todo más grande.

Incluso una hoja de periódico se convierte en una herramienta. Los niños no leen las noticias, sino que buscan letras específicas, rodeándolas con sus lápices. Aprenden que las letras y las palabras no solo están en sus libros, sino en el mundo real que los rodea.

Por Qué Funciona esta Diversidad
Este carrusel de actividades no es un caos; es un diseño cuidadoso. El «trabajo» diario en preescolar debe ser diverso porque los niños aprenden de maneras diversas:
Cubre todas las áreas: Un niño puede destacar en la motricidad fina (libros), otro en la lógica (tarjetas), otro en la creatividad (tijeras) y otro en el movimiento (mural). La variedad asegura que todos tengan la oportunidad de brillar y de fortalecer sus áreas débiles.
Mantiene el interés: Los períodos de atención de los niños pequeños son cortos. Cambiar de una actividad tranquila (libro) a una activa (mural) o una creativa (arte) mantiene sus cerebros enganchados y previene el aburrimiento.
Desarrolla al niño completo: El preescolar no solo enseña lo académico (letras, números). Enseña a sostener un lápiz, a usar tijeras (físico), a compartir (social), a sentirse orgulloso de su arte (emocional) y a resolver problemas (cognitivo).
Al final del día, cada niño ha sido un artista, un explorador, un escritor y un compañero de equipo. Han trabajado en el suelo, en las mesas, en la pizarra y en la pared. Esa es la magia del preescolar: no es una sola lección, sino un ecosistema de aprendizaje que se adapta a ellos.
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