Es clara la importancia de la escritura espontánea, puesto que con ella permitimos que los niños creen e imaginen. El aprendizaje de la lectoescritura es un proceso largo en el que debemos respetar los ritmos individuales de cada niña y cada niño.
Empezamos a trabajar el lenguaje escrito desde el primer año de preescolar, estimulando a nuestros alumnos y ofreciéndoles la posibilidad de acceder a este, atendiendo de manera individual a cada uno de los distintos ritmos de su desarrollo.
Para que nuestros niños logren conocer los portadores de texto y se inicie en la lectura, se hace uso de actividades guiadas, en una o varias sesiones de clase para que a través de la estimulación desarrolle las capacidades lectoras enmarcadas en el mundo de abundancia emocional y simbólica de los primeros años.
Al momento que los niños empiezan a leer, manifiestan diversos momentos de alguna de las fases que integra el proceso de la lectura. Según Gómez (1988), existe en el proceso de la lectura tres momentos
Primer momento: Este momento se caracteriza porque los niños consideran al texto como una totalidad, sin atender a sus propiedades gráficas.
Segundo momento: Este momento se caracteriza por que los niños tratan de considerar las propiedades cuantitativas y cualitativas del texto.
Tercer momento: En este momento el niño logra interpretar el texto correctamente.
La escritura no debe considerarse sólo como una actividad escolar, si no como un objeto cultural que nace a partir de las necesidades de la comunicación entre las personas y que cumple con diversas funciones sociales.
The students used «Buddy» to identify the parts of the body.
All of the students participated on the activity in which learning «hands on» is key for them, but fun at the same time.